miércoles, abril 25, 2007

Cámara de gas (metano)

Ferrocarriles de la Generalitat, a tope de gente, aún no son las nueve de la mañana. Odio madrugar. Estoy de pie en la plataforma del tren porque no hay sitio para sentarse... ¿o sí? Qué más da, para lo que queda... hemos pasado Valldoreix, la siguiente parada es Sant Cugat.

Hay un chaval pijín del cole privado religioso ese que hay en... ¿Sant Joan? ¿Será del Opus? El chaval, que no llega a yorgurín ni siquiera, estaba sentado en el suelo con cara de provocaciónm ya que está "prohibido". Serán sus mocasines de marca lo que provoca.

En Vallodreix se ha tenido que lebantar porque alguien ha subido al tren. Ahora está de pie, con cara de rebelde sin causa. De golpe mi nariz detecta el azote de la fabada, o de las coles, o de algún otro alimento procesado que empuja para salir. ¡La madre que lo parió!

Pienso en seguida que dentro de un minuto las puertas se abrirán y se ventilará un poco con el aire de Sant Cugat... Esa pequeña espera se hace eterna. Y más, cuando resulta que antes de llegar a la estación el tren se para... argh.

¿Como sé que ha sido él? Por su cara, que ha pasado a ser de provocativa-amenazadora a resignada-avergonzada justo cuando le he mirado, apuntando hacia él mi pituitaria contaminada.

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